lunes, 15 de julio de 2013

Ego y Control….un llamado a la Humildad

El eje del control se llama ego.

El ego es un reflejo de ti mismo pero no es tu verdadero YO.

Existe un ego superior, que es aquel que proyecta condiciones de altivez y deseo de controlar todo a tu alrededor. Es en este lado de la frontera,  donde es relevante mantener la opinión que los demás tienen de ti mismo, mantener una imagen y una conducta de poder. Pero también existe un ego inferior, donde el reflejo de tu personalidad es inseguro, triste y falto de afecto.


El ego se alimenta de condiciones sociales que tu mente asume en favor o en contra de la ilusión de esa imagen que construiste con esmero y dedicación.


Cuando una situación, persona cercana o incluso TU, no adoptan los parámetros correctos definidos en tu mente como apropiados para fortalecer tu poder y tu necesidad de controlar para alimentar a TU ego, este reacciona codificando la circunstancia, con el fin de identificar como vuelves a ponerla bajo control. Es así, cómo la dinámica constante vuelve a empezar, envolviéndote en ese circulo vicioso del que no puedes o no quieres salir, porque es tu poder el que entra en discusión.

Cada reacción de TU ego, es un maravilloso llamado de TU SER a mantenerte en estado de humildad.

La Humildad, más allá del término peyorativo de sumisión y rendimiento, literalmente, denota la opción de reconocerte, mostrarte y aceptarte con virtudes y defectos, es el opuesto de la soberbia y del deseo de controlar todo a tu alrededor.

Obsérvate, el ego no es bueno ni malo, simplemente ES y cuando eres capaz de verlo a los ojos, lo doblegas para que trabaje a tu favor, no tu siendo su esclavo, permitiendo que te induzca a dominar todo aquello que no requiere ser dominado, porque simplemente ya esta a tu servicio, en la misión que por gracia divina le corresponde, no en la que tu le quieres imponer.

Fluye en humildad y la ley de correspondencia fluirá para ti, donde tu verdadero SER es el protagonista

Mensaje guiado por Jesús, maestro de humildad por excelencia.

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